El acompañamiento es una experiencia disruptiva y sorora que pinta la revolución con la tinta de la ternura y el amar
Desde los feminismos planteamos el acompañamiento como una práctica que rompe con la relación de negocio que se establece en el mercado, para apoyarnos en
situaciones difíciles donde nos encontramos o sentimos solxs, brindamos el soporte y ayuda a quienes necesitan el apoyo de alguien para superar una situación de violencia basada en género.
El acompañamiento feminista se plantea desde lo más desinteresado del movimiento, cuya única finalidad es brindar ese hombre amigux a quien lo necesite, sin
importar si existe un lazo o relación previa. Es disruptiva porque no exige un pago por este servicio, es gratuito y seguro para todxs quienes lo necesiten.
Una de las formas de acompañamiento que reivindicamos en esta fecha es el acompañamiento feminista para una experiencia de aborto a mujeres no siempre
autodenominadas como feministas, para personas no binaries o transmasculinos. Porque no cuentan con el apoyo de su familia o de alguien cercano para atravesar
una situación así.
Porque el aborto es una realidad incómoda para una sociedad hipócrita que hace la vista hacia un costado ante embarazos no deseados, pero está siempre atenta
para cuestionar y reprimir los derechos conquistados por el movimiento social. Un estado que hace la vista a un costado ante las miles de vida que se pierden en un
aborto clandestino e inseguro y cuya responsabilidad está en sus manos, pero es ignorada. Una Iglesia que predica el amor y el perdón, pero que si no sigues sus
reglas eres una/x pecadora/x que merece morir sola/x y sin ningún tipo de ayuda.
Por eso, el acompañamiento es un acto de sororidad y compañerismo revolucionario que se hace desde la ternura y las ganas de un cambio real en la sociedad y las
leyes, para exigir y hacer cumplir el aborto libre, legal, seguro y gratuito para todas y todxs.