Marie Bonaparte fue una princesa que no se conformó con solo tener un lindo título; fue una mujer que a pesar de todo el estigma que en
la sociedad del siglo XX existía rompió muchos esquemas, una mujer con opinión que se desempeño como investigadora de la sexualidad
femenina y el psicoanálisis, siendo conocida alumna del padre de esta materia, Sigmund Freud.
Su interés sobre la sexualidad y placer femenino
En 1924 publicó su primer trabajo llamado «Notas sobre las causas anatómicas de la frigidez en las mujeres» bajo el seudónimo A. E.
Narjani. La frigidez era un término usado para hacer referencia a la ausencia de placer sexual en los actos sexuales, a causa de que algo
«anda mal» con la mujer. Un término que ocultaba el nulo conocimiento y sobre todo interés por el disfrute de la mujer, además de ser una
forma de culparla por la incapacidad de sentir algo, cuando en realidad la pareja no era capaz de producir un placer mutuo, centrando el
acto en las necesidades y deseos del hombre (al menos en este caso nos estamos refiriendo a parejas heterosexuales).
Ella estaba frustrada por el hecho de que nunca tuvo un orgasmo durante la relación sexual», es decir, por penetración; por lo que
desarrolló la siguiente teoría: una distancia más corta entre el clítoris de una mujer y su vagina aumenta su probabilidad de experimentar
un orgasmo en las relaciones sexuales con penetración. esta teoría termino siendo un fracaso, a pesar de las investigaciones e incluso
cirugías que realizo (en ella misma en tres oportunidades).
Años después, luego de un crecimiento profesional en el psicoanálisis logró publicar en 1950 el libro «Sexualidad femenina», donde se
retracta de todo sobre el estudio de 1924. Indicando que sus nuevos hallazgos mostraban que el sentir placer no depende de la anatomía
femenina, sino de la psicología.
Su destacable actitud revolucionaria
Marie fue una mujer adelantada a su tiempo, que usó su posición de privilegio y riqueza para conseguir sus metas y sentar algunas bases
para entender la sexualidad femenina; sin embargo, como lo propio de su época su visión seguía siendo sesgada y machista sobre el tema.
Entender la sexualidad femenina solo desde la penetración vaginal, en base a las propias experiencias negativas que había tenido, la
hizo ignorar la variedad de formas en las que se puede sentir placer.
Pero, como todo teóricx, sus investigaciones se relacionaron con sus interés personal y las necesidades que veía a través de ellas, lo que no
es negativo y significó un avance en la época y la sociedad en la que se encontraba.