Si tenemos en cuenta que las instituciones sociales están atravesadas por el poder machista del género y la sexualidad, una de las poblaciones que enfrentan mayores niveles de violencia en América Latina son las personas mujeres.
La violencia cotidiana a la que están sometidas las mujeres, es tanto directa como estructural. Directa, entre otros, por la alta exposición a maltrato verbal, físico y emocional en diversas modalidades – a nivel de la familia, la comunidad y el Estado. Así, suelen recibir un trato hostil de la casa, origen, deben convivir con el estigma y la discriminación en espacios públicos y privados, llegando al extremo de ser asesinadas y victimas de feminicidio.
A nivel estructural la violencia resulta de la acumulación de un cruce de posiciones desventajosas vinculadas con su situación de mujer, intersectada con otros sistemas jerárquicos como el de clase social y la etnicidad. Si a la violencia de género que padecen las mujeres se sumamos el componente de migración, la experiencia suele agraviarse ya que además esta población de enfrenta con la violencia xenofóbica. Ser mujer migrante en Perú es sentir una triple vulneración de los derechos humanos ya que además de la discriminación xenofóbica, estas mujeres se encuentran en una situación de desventaja económica y a su vez sufren también violencia sexual.
Por otro lado, suelen tener un acceso reducido a los servicios de salud, los que tienen un trato discriminatorio hacia ellas y no entienden o no dan importancia a sus necesidades particulares. En este contexto de violencia estructural, no extraña que su situación de salud sea particularmente desventajosa. Además del daño a su integridad física que, como ya se señaló líneas arriba, muchas veces termina en muerte, la población de mujeres migrantes enfrenta serios problemas de salud mental vinculados a causas migratorias y desamparo en su país de origen.
Un claro ejemplo de este tipo de violencia se reportó durante el mes de Mayo en la provincia de Tumbes. Tal como quedó registrado por una cámara de celular, y como relata el artículo periodístico del portal de noticias “Grupo ATV”:
“Cómo se ve en el vídeo, la mujer es quién se acerca al patrullero, es allí que el efectivo empieza a recorrer el brazo de la fémina para segundos después tomarla de la mano con el fin de acercarla hacía él e intentar besarla. Unos minutos después éstos se retiran del lugar sin intervenir a los bullosos.
El Jefe de la Región Policial Tumbes, el coronel de la PNP Pérez Rodríguez, dejó notar su malestar por lo sucedido e indicó que la unidad de Inspectoría ya tiene en manos el caso, por lo que se espera una sanción ejemplar al hacer quedar mal el nombre de la Institución y manchan el uniforme policial.”
El concepto de violencia estructural que acabamos de acuñar para entender la realidad de las mujeres migrantes es un recurso útil para pensar críticamente la importancia de los niveles macro de organización social y distribución del poder en la configuración de la situación de salud de diversos grupos humanos.
Desde DecidoYo, instamos a que las instituciones estatales se formen y sensibilicen acerca de la importancia de capacitase acerca del enfoque de género, interculturalidad y derechos humanos para combatir puertas adentro la violencia machista que muchas veces las autoridades ejercen sobre las poblaciones más vulneradas y marginadas.
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Link para ver el video sobre este lamentable hecho:
http://www.atv.pe/actualidad/tumbes-policia-grabado-manoseando-venezolana-intervenirla-382217?fbclid=IwAR1hLeY_6t4z7n7-weO45EcnXFdgFglEPuCC48zkxe6IFXwOaDHVxmevoig
Lima, Mayo 2019
